martes, 31 de enero de 2012

Alrededor

Suelo caminar sola así que me percato de muchas cosas que ocurren a mi alrededor, que con la distracción de la compañía pasarían por alto.


Me fijo en los comentarios de las personas que susurran entre sí, mirando a ambos lados de la calle, con miedo a ser escuchados. 


Observo con disimulo a las parejas que abrazadas lloran y se besan como cerrando así una etapa gris. Escucho a las madres que hablan a sus hijos semidormidos, tapados hasta los ojos, en sus carritos indestructibles.


Paseo con rapidez y al margen de la circulación humana, que disfrutan de las aceras como si de pistas de patinaje se tratara. Grabo en la memoria notas de los carteles de los muros, de post it pegados en el suelo, palabras ralladas en un banco de madera húmeda o metal. 


Y abrazo los mensajes que vuelan alrededor, me siento en un círculo de comunicación continuada mientras yo sólo camino, con las manos en los bolsillos y el abrigo abrochado hasta la nariz. 

lunes, 30 de enero de 2012

Improvisando

Comienza la semana y como los lunes son eso, días de empezar desde el principio, pues me inicio hoy mismo como escritora de este nuevo Taller. Aunque lleve aquí muchos años, la pertenencia indispensable al otro lugar me hacía tener éste un poquito más olvidado.

Hoy, que ya están todos los bártulos empaquetados y dispuesto todo en orden comenzamos con una sonrisa en la cara, nada más y nada menos que porque todo va a salir bien.

Son indiscutibles las ganas de arrancar de nuevo, abrazar el cambio y leer desde esta ventana a tantos amigos que prometen hacerse un hueco en este "mundo paralelo" como decía mi vecino Tricelular. 

Y como un niño que comete actos prohibidos tengo ganas de escribir, de exponer aquí todo aquello que en lugares como fotolog eran blasfemias, prohibiciones terribles. Ganas de quitarme la censura de la cabeza y de las manos. Ésto va a ser otra historia.

Con una brocha en una mano y un cubo en la otra, abro la puerta de este nuevo Taller. El único e imperfecto: Taller De Hadas.

Sean ustedes bienvenidos. :)


miércoles, 25 de enero de 2012

14 no es un número.




Tiraste del anzuelo y salieron las dudas, el miedo al comienzo y miles de cuentos enredados y a punto de romperse. Luego apareció diciembre con su frío y el vino dulce, y todo siguió su curso. Navidad con lluvia (de esas que ya no quedan) y muchas palabras, para que todo saliera bien. Continuamos creciendo, queriendo con toda la intensidad con la que éramos capaces, luchando contra esas ganas de detenernos, que por qué no decirlo, a veces llegaron.



Hubo muchos aniversarios, cada vez que lo vimos oportuno. Nos devoramos uno a uno los números del sistema decimal, y luego comenzamos a contar de nuevo, como si con eso no hubiéramos tenido suficiente. Adaptamos ambas vidas, para que no chocaran, para que todo saliera bien, porque como tú decías "no podía salir de otra manera".

Y hemos llegado al 14, con diálogo y paciencia, con cuidado y con esmero. Volvamos a sonreír hoy, creo, que nos lo merecemos.

martes, 24 de enero de 2012

Cosas cotidianas...


Ella olía a productos de limpieza y a champú. Se movía con garbo sobre las escaleras recién fregadas, y yo siempre tuve miedo de que sufriera un resbalón imprevisto. Me llamaba por mi nombre y se detenía cuando yo pasaba, para comentarme anécdotas de su vida, bajo esa mirada azul, cansada. 


Terminé acostumbrándome a su acento y a sus palabras graciosamente transformadas. Al final de cada frase simulaba una sonrisa, como queriendo quitar siempre dramatismo a los acontecimientos que la rodeaban. 

Cuando yo me marchaba, oía tras de mí el sonido de la fregona, escurrida en el cubo, como una catarata que durara dos segundos. 

Nos dejaba el felpudo recogido, siempre al lado derecho, así que notábamos que había estado, aunque llegáramos cuando ya se había marchado.

Y me sentía respaldada por aquella mujer, con sus gestos de madre luchadora y sus manos fuertes y estropeadas.

Cogemos cariño a las personas buenas, porque se aprecia su bondad a metros de distancia,y su deseo de expresar, de querer, de confiar. Luego están los cambios de la vida... y te preguntas si será la última vez, y todo se vuelve más intenso e importante. Como si la fugacidad cargase de valor lo meramente cotidiano.

Lugares en los que estás. (Torremolinos, diciembre de 2011).


Y se mojó los pies, en pleno diciembre, sin mirar atrás. Porque él estaba dentro del mar, porque su reflejo estaba latente en cada ola, porque el frío no bastaba para echarla atrás. Y le sobraron las palabras que había pronunciado durante toda su vida, le recorrió una línea de frío y entusiasmo desde los pies hasta el pelo. 


Entró, obviando lo que había a su alrededor, empapándose en la humedad y las ganas. Y una vez dentro no sólo lo encontró a él, se encontró a sí misma, y buceó por entre sus recuerdos más felices, esos que no hacían daño, como si todo siempre hubiera sido bueno.

El Silencio Sacabó.


He estado en el subsuelo entre libélulas embarradas, en la última nube perdida en el horizonte, bajo la losa suelta del trastero, en el nudo trenzado de la duda y el consuelo. 



He paseado por los límites del insomnio, vagabundeado por las calles de Madrid. Peleé con la intriga y se marchó, dejando paso a una realidad pesada y sombría.

Callejeé hasta perderme, salí de laberintos sin podar, con ramas esparcidas por el suelo. Luego apareció alguien, que creí no conocer, se dispersaba por el espacio sin luz y me dirigía palabras sueltas. Sentí miedo, pero terminé descubriéndote a tí, oculto tras mi pánico y mi desazón. Volví de tu mano a un lugar que reconocía, y con los ojos doloridos por la incomodidad de la luz repentina me adapté a la frase de un dibujo en una pared. 

Había llegado el momento de volver, así que lo hice sin mirar atrás.

Hojas...



Me dejaba arrastrar sobre mi cuerpo plano y reseco por la estación. Los pies que por allí pasaban perfilaban mi silueta hasta el nivel de la peligrosidad que puede ser atrayente. Yo me arrojaba al vuelo incesante que producían las olas de un aire intermitente. 

Hacía días que había caído de aquel árbol dorado por el sol, y me resistía a abandonarme a la idea de ser aplastada, barrida, o convertida en cualquier juguete en la boca de un animal consentido. Así que me convertí en un pez que nadaba entre las losas del suelo gris; a veces era una rapaz, de esas que vuelan a ras del asfalto de la gran ciudad. 

Y me quise con mi madurez reseca y crujiente, acepté cada una de mis imperfecciones en los límites de mi ser, me despojé de angustias y de lamentos lejos de parecerme a otras compañeras de rama. Fuí hoja, porque era lo que había decidido ser. 

Fuí hoja durante aquel otoño en Madrid.

Mariposas en el jardín



Cada mañana es un nuevo empujón hacia el optimismo. Cuando el silencio me tambalea el colchón y no quiero salir de las sábanas arañadas de sueños, trato de desperezarme con ánimos que repiquetean en mi mente. Luego el desayuno y las llamadas matutinas.

Me cuesta mucho madrugar, y puede que sea una buena señal. Una señal de que la calma está llegando a mi vida, por fín. Poder dormir tranquila es un objetivo que pensé jamás llegaría a alcanzar. Y es que cada uno tenemos nuestros terrores nocturnos, nuestras inquietudes transparentes y dolorosas. 

Ahora, cuando se hace de noche, y leemos en la cama, lucho por encontrar la paz. Por apartar los pensamientos de el círculo de sueño, y así permitirme-permitirnos descansar.


Y hoy os traigo una foto mágica, de esas que hice durante aquella escapada en otoño, a mi tierra. Estaba el bosque de la Alhambra tan bonito... que fue imposible retratarlo con todo su color, aun así os traigo una imagen, que ya sabéis que suele vales más que mil palabras.

Disfruten del miércoles de sol (para variar) de este invierno primaveral.

Agendas de 2012..




Asoman la cabeza planes de primavera, de esa que ha cambiado las cartas con el invierno y no nos deja ver una mísera lluvia. Planes de Retiro y paseos por Madrid.

También asoman la cabeza mensajes de amigas que esperan visitas en algún lugar de este país. Becas que tiemblan por ser concedidas, conciertos prohibidos y en definitiva todos esos momentos que nos mantienen con vida. 

Como peces de colores, dibujados en el Albayzín, asomamos los labios en una mueca pronunciada para probar todo lo que quieran darnos. Todo eso que nos traiga libertad y nos reduzca la tensión, los nervios y los insomnios absurdos.

Vuelve el color y la luz (si es que llegó a perderse alguna vez) y vuelven los días rojos en el calendario, para llenarlos de escapadas adolescentes, de huidas sin horas, ni límites. 

Hoy un buen amigo me ha dicho que ha empezado el año para él, imagino, que todos podemos tomar prestada esa invitación.

Buenos días, duendecillos.