jueves, 18 de noviembre de 2010

El álamo y la campana


Hay un sonido que elijo por encima de muchos otros. El sonido de las campanas mecidas por el viento. El de las finas láminas de metal que chocan cuando son empujadas por la brisa. Ese sonido que vuela y se mezcla con la nana que cantan las hojas en las altas copas de los árboles. El cielo se impregna de una melodía caprichosa y dulce, que desciende con lentitud hasta posarse en el suelo.

No conozco muchos lugares donde pueda disfrutar de ese sonido durante más de unos segundos. Las ciudades quedan infectadas de tráfico, de parásitos nerviosos que se aferran a nuestros oídos y nos convierten en sordos suicidas de un mundo sin música natural.

Me gusta huir de ésto a lo que llamamos "progreso" y reposar sobre las hojas marchitas que duermen esperando una nueva oportunidad. Deposito mi cabeza sobre ellas y puedo oír su historia, sus cantos, que se manifiestan como crujidos torpes, y su color. Sólo por su sonido adivino su color.

Me gusta mantenerme en silencio y estudiar lo que vuela a mi alrededor. A nuestro alrededor. Y acogerlo como un niño al que hay que consolar "yo sí te oigo" le susurro, "y aun hay gente que también se detiene para oírte".

Es sólo música, la misma música que existía cuando tú naciste y la que te acompaña, siempre, aunque otros ruidos la hayan desplazado.

Un mundo de juegos...


Te propongo un juego:

Tú debes de cerrar los ojos y confiar en mí. Dame tu mano, te voy a dibujar en ella las cosas que me hacen feliz, y tienes que adivinar una a una. Si adivinas todas el premio será... un día en el lugar que tú más desees.

¿Aceptas?




Foto: "El ojo bizarro". Si paseas por la carrera del Darro puedes encontrar esta tiendecita al cruzar el primer puente. Tienda de artesanía y magia... de esas que ya quedan pocas. :)

¡Buscad bajo el cielo gris lo que os haga despegar!

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Hojas que vuelan y respiran bajo la estación marrón...


Un dedo se apoya en la piedra fría y húmeda. Es gris, y me recuerda a todo lo que encuentro a su alrededor. Alhambra, bosques, el río Darro, los paseos infinitos de otoño...

El otoño se amontona sobre el cielo, como se amontonan hojas recién caídas en las esquinas de las calles.

El otoño es época de hojas naranjas, marrones y amarillas, hojas que el invierno apaga y marchita sin piedad.

Me siento feliz, pisando esas hojas tiernas, caminando bajo un cielo gris, tapando el pecho con un mantón de lana. La piel se torna pálida, y los ojos observan desnudos y libres de la ceguera que produce la luz radiante.

La ciudad se me antoja intensa, bajo la profundidad de un color que sólo regala la lluvia, lo mojado.

Y el incienso viste las esquinas de mi casa, el olor a té, el brasero, las luces naranjas encendidas con esmero en los rincones más sombríos.


Déjame que te cuente un otoño, un otoño en el que comencé a vivir....

sábado, 6 de noviembre de 2010


Ufff Este taller ha vuelto a nacer hoy.... ¡¡Qué difícil ha sido volver a entrar!! Parecía que me estaba colando en la casa de un desconocido...

Tranquilos, duendes, ya estoy aquí.

¿Alguien quiere leche y galletas para celebrarlo? :)