jueves, 1 de marzo de 2012

Hojas en el agua

Dejarse llevar... Eso dice una canción de Vetusta Morla que tarareo ahora mismo, a la una menos cuarto de la madrugada. Esa debería de ser una filosofía de vida, un concepto enseñado en el cole, y sólo es una asignatura que nos quedó pendiente a la mitad de la sociedad.




Dejarse llevar a veces es tan fácil como de entrada se puede imaginar. Pero sólo a veces, cuando tú misma te has visto conducida hasta el abismo, o cuando sientes el paso del tiempo y decides hacer algo para cambiar.


Me dejaré llevar en unos minutos, cuando me quede dormida con el libro abierto y la luz sin apagar. Y eso es lo que más me gusta del día, que por unas horas se pierde el control de la conciencia, de los pensamientos tenebrosos e inquietos. Me gusta desaparecer en ese momento en que buceo entre las sábanas sin sentirlas. Desaparecer y no sentir culpa, ni miedo, ni el estrés acumulado que persigue de forma constante. Desparecer sin más. Sólo eso.

3 comentarios:

Sístole dijo...

Ya no se cual era el orden, si dormir antes del miedo, si el miedo va antes del dormir.
En cualquier caso, el orden sigue sin afectar al resultado. Y el resultado siempre eres tú. Tan brillante, tan valiente, tan genial como siempre.

Dejémonos llevar, por el suave balanceo que a veces da la vida. Tú sabes hacerlo, no me engañas, y no te engañes con lo rutinario y lo estresante. Eso no es lo que buscamos, eso sólo es ruido.

Unknown dijo...

Eso es lo que tendríamos que hacer más, dejarnos llevar y dormirnos con la luz encendida sin pensar en otra cosa que no sea en un sueño que nos reconforte tanto que nos mantenga en ese estado al menos hasta que vuelva a salir el sol.

En nada estoy ahí para cogerte de la mano.

Anónimo dijo...

Dejarse llevar en la dirección que sopla el viento y dejar de empeñarnos en ir contranatura.

Así es como deberiamos vivir, creciendo en la dirección que sopla el viento.