martes, 22 de marzo de 2011

Foto: Barranco de Poqueira, Bubión. Agosto 2010





Te buscaba en la Alpujarra el pasado agosto. Pensé que te habías escondido entre alguno de sus jardines floreados, entre los huertos más bonitos de los vecinos o que estarías esperándome en algún mirador. 

Paseaba sola por esos caminos entre riachuelos, incomparables con los de cualquier otro lugar, y tenía la vaga intuición de que aparecerías de un momento a otro. No fue así. Te buscaba allí porque pensé que debías estar en un lugar tan maravilloso, y que no podría ser de otra manera. Me equivocaba. Mucho, además.

Ahora recuerdo esas tardes de siesta y de hilos de colores, del suelo fresco bajo las piernas, de verduritas del huerto y de belleza infinita en cualquier rincón. Imagino lo que me va a gustar compartir esto contigo. Enseñarte ese trocito de mí que me espera en la Alpujarra desde hace muchos años ya. 

Puede que sea el lugar donde deje dormir mis huesecitos cuando ya tengan mucha tralla dada. Quién sabe. De momento vamos a comérnosla desde su huerto, a olerla a través de sus geráneos y a beberla en cada fuente de agua fría. Me muero de ganas de volver, pero de volver bien. Contigo.

Porque estabas allí,a mi lado, mucho antes de conocerte, antes de alcanzarte.

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