jueves, 17 de febrero de 2011

Foto: Mural del "Dulce hogar" en la Galería de la Reina. Bruselas

Me muevo en un barco con ruedas, sobre un asfalto mojado que refleja en su plenitud las figuras delimitadas por nubes grises.

Permanezco sentada, degustando el paisaje invernal que va transformándose hasta convertirse en Madrid. Al rededor de mi cabeza vuelan palabras de estructura cristalina, para ocultarse de los curiosos que viajan conmigo. Palabras deseando ser pronunciadas, escuchadas, enlazadas en un texto blanco, dibujadas con pinturas de colores, unidas para alumbrar otras nuevas...

No sé qué te diré cuando te vea en el andén. A pesar de que llevo más de cinco horas reuniendo letras con los dedos, entumecidos del frío. No sé si esta lluvia espesa podrá despejar mi mente confusa y cansada. Pero sé que quedan unos minutos y que he de seleccionar esas palabras, conjugar la sensación con el verbo y construir perífrasis para tí.

De repente llegas y sólo hay silencio. Así también se está bien... así, sin decir nada, sólo tu música llenando el espacio. Esto es mejor que hablar, pero ya, ya se me había olvidado.



1 comentario:

Seosamh McFerrod dijo...

Los silencios con la persona adecuada tambien son necesarios de vez en cuando, un saludo...
Te dejo el blog de una amiga que hace sorteos, un saludo...

http://wwwregalitos.blogspot.com/2011/02/primer-concurso.html