viernes, 4 de mayo de 2012

Llaman desconocidos a la puerta. La puerta blanca de calor y sal. Y el sonido es un estruendo en los oídos de papel. Luego los pies descalzos, caminando por el suelo de losas de tristezas grises. Huele a otoño entrecortado y a mochilas que se abren para volver a partir. Para volver a empezar. 


Me acuerdo de las mañanas en que no había nada que buscar, ni dentro, ni fuera. Todo sabía mejor entonces. La leche caliente, las tostadas de mamá, y la mentira que se escondía entre los muros del hogar.


Se esconden las sorpresas entre la lluvia temprana; los fogones suspiran entre el silencio, inquietos por ser utilizados.


Me da miedo el frío entre los huesos, la ausencia de ruido. 


No llames hoy. Quiero estar sola.

3 comentarios:

Abigail LT dijo...

Esta entrada me ha hecho sentir una nostágica triste y pesada...

:(

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Unknown dijo...

La mochila se va a quedar junto a la maleta, en el fondo del armario, para no salir nunca más.

Miles de besos con mucha magia para empezar la semana.

Anónimo dijo...

"Las mentiras que se escondían detrás de los muros del hogar"... Y que lo digas... sí que cuesta trabajo salir de la madriguera, eh?

Un beso y mucho ánimo...