miércoles, 11 de abril de 2012

Tejas que aparecen entre colores suaves. Cerámicas que recuerdan lo que un día fue. El entorno es un valle de un verdor exasperado y de un olor a cítrico y a jazmín. De fondo el ruido de las voces emanadas y el clamor del silencio por subsistir. 

Aparece la necesidad de estar sola entre tanta compañía sobrecargada de domingo. Yo me olvido en el viento que rodea el paseo y en la mano llevo una bolsa con limones y naranjas. Las hojas se mueven sin ningún compás y pasan coches tras de mí, como gritando desesperados para evitar la evasión.

Hay lugares indescriptibles, y luego está éste.

2 comentarios:

Unknown dijo...

En tus manos maduran hasta las frutas más verdes, amarillas o naranjas. Y de tus manos salen esas fotos tan bonitas con las que nos deleitas aquí.

Miles de besos de colores, hada mágica.

Sístole dijo...

Qué foto tan bonita!
A veces te imagino ahí, sentadita en cada una de esas tejas de colores, pensativa y sonriente, radiante. Maquinando viajes, sorpresas, recetas, mariposas...

:)